Sublimar la emoción

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Description

Carmen is an extraordinary artist, she draws no defining line between her art and life. Buried within her shoulder bag is everything she needs to draw and paint, along with her ancient mobile, van keys and a spare T-shirt, just in case she needs to sleep overnight. She is seeing beauty everywhere and feels the need to commit what she sees to paper there and then. Although of tiny frame herself, she carries hefty boards and oils to every country she visits. 

Seeing her deep in concentration, mixing her colours and then almost diving into her canvas with this driven energy is a joy. Her enthusiasm is contagious and she takes pure pleasure in seeing others create around her. This energy is very much apparent in her work. To have a Carmen Galofré hanging on your house is to have a little bit of her essence in your life.

Vanessa Branson

 

 

peinture vérité; muestra lo visible en toda su esencia, la emoción hecha gesto, una extensión de su creadora donde el esteticismo y la tendencia no tienen cabida. Una pintura atemporal, universal, adherida con fuerza a la percepción emocional, sujeta al estado interior; paz, evidencia de vivir, de ver, de sentir sin filtro… es el regalo sin precio que nos ofrece Carmen cuando pinta, cuando vive, cuando es.

Tener una obra de Carmen es un privilegio y una compañía tan vital como ella misma; discreta y presente a la vez.

Uno no puede pasar por delante de la obra sin replantearse el valor de sus pensamientos y actos siguientes. Su obra es un impulso de la vida que nos centra y tranquiliza como en una catedral, donde no hay más que hacer que Ser. Nos recuerda la belleza como alimento supremo de la mente, nos afina con la armonía de sus colores, siempre de una exactitud conmovedora.

Su pintura detiene nuestra mente dejando aflorar la emoción inequívoca, que no interpreta… sólo siente. A partir de una composición de objetos, un trozo de naturaleza, un personaje en movimiento… olvidamos el pretexto para quedarnos con la transformación interna, raíz de la decisión de pintar, de infusionar lo visto y transformarlo en emoción.

El sutil equilibrio entre dulce y ácido, con aromas que aligeran la materia, efímeros, solubles; jazmín, madreselva, jeringuilla, inolvidables iconos para una temporada, para un momento único.

Bernard Benbassat

Carmen Galofré expuso por primera vez con nosotros en el año 1988, en la Sala Vayreda. Poco después su obra se presentó en la Galería del Cisne de Madrid y, a partir de 1994, cada dos años, en la Sala Parés. Durante estos casi veinte años, en que han ido produciéndose además numerosas exposiciones tanto en España como en el resto de Europa, Carmen ha pasado de ser una joven promesa a convertirse en una de las artistas de referencia de la Sala Parés actual.

Hoy en día son muchos los críticos y amantes del arte que siguen la evolución de su obra a través de los sucesivos avances que ella hace al enfrentarse a nuevos conjuntos temáticos, buscando siempre nuevos retos y nuevas formas de expresar cada vez más precisas, seguras y valientes. Al encontrar un nuevo camino entra apasionadamente en él, se enriquece de su energía y acumula la fuerza que luego liberará en el momento febril de la creación.

Su inquietud y fina sensibilidad le premien emocionarse ante visiones muy diversas, ya sea la luz brillante que inunda los tejados de Marrakesh o Essaouira, o la que se filtra a través de los ventanales de algunas estancias solitarias… ya sea ante el mar bravo… ante la imponente montaña… o ante la honda expresión humana de los personajes que capta en una cafetería, entre músicos, o por las calles de Marruecos.

También siente Carmen la extraña y poderosa presencia de algunos objetos: libros, instrumentos musicales, layas antiguas o vasijas que luego incorporará a sus composiciones. Vibra ante la magia de la transparencia cristalina de unos pequeños frascos de esencias… y se conmueve ante la fuerza fresca de un frutal… o ante el aroma de nostalgia que desprende una flor marchita.

Pero lo más importante para Carmen como artista es que, con su gesto intuitivo y certero, sabe trasladar estas emociones a la pintura y, a través de ella, transmitirlas a quienes disfrutamos de su obra.

Joan Anton Maragall